Esta afirmación está debidamente documentada en textos y escrituras públicas que se encuentra en el Archivo Regional; habiendo continuado en línea recta sanguínea generación tras generación. Uno de sus mayores patrimonios históricos es la antigua bodega, la cual posee 22 tinajas; siendo la más antigua una botija que tiene grabado el año 1760, año perteneciente a una época de volúmenes importantes de producción en la zona sur del virreinato del Perú.

La bodega se localiza en el km 40 de la carretera principal Arequipa – Corire en el anexo de San Francisco. Cuenta con una arquitectura no solo con un criterio funcional, sino también turístico y sus viñedos se encuentran al margen izquierdo del valle de Majes al pie de los petroglifos y del centro ceremonial “Toro Muerto”, declarado el libro de piedra más grande del mundo en arte rupestre de las culturas Wari, Inca y Chuquibamba, que dan nombre a la marca de sus vinos.

Sus viñedos presentan un suelo franco arenoso y una parte arcilloso. Se encuentran a una altura de 538 m s.n.m. y se desarrollan en un ambiente caluroso y seco debido al clima desértico que caracteriza al lugar, con 10 a 12 horas de sol. Sus vides son irrigadas con riego por goteo, lo que convierte esta desértica pampa en viñedos apropiados para el cultivo de la Italia, torontel, moscatel, albilla, negra criolla, quebranta, mollar, merlot, malbec y cantarita.  

En la actualidad, Enrique Luque y su esposa Karina Vargas vienen apostando por mejoras en las instalaciones de la bodega, por una renovación en los diseños de sus etiquetas y por asesoría técnica para la elaboración de sus vinos.