Busca el rescate y revalorización de las prácticas de vinificación ancestrales de uvas criollas del Perú así como la recuperación de una identidad propia en el vino peruano. Los socios fundadores son Matias Michelini (MI) y Pepe Moquillaza (MO), dos amigos que juntos trabajan para unir dos familias (Michelini y Moquillaza), dos valles (Ica y Uco) y dos países (Argentina y Perú).
En el valle de Ica, desde la primera encomienda colonial, se práctica la vitivinicultura del desierto en suelos fundamentalmente de arena, franco arenoso y franco pedregoso, el terroir de las quebrantas va desde muy cerca del mar hasta el borde de las estibaciones andinas o precordillera. Los vinos de Mimo se elaboran en la hacienda La Quilloay, ubicada en el cruce de los caminos de Longar y Quilloay en el distrito de San Juan Bautista – Valle de Ica. La más antigua referencia documental de bodega en Perú es de Alonso García de Zepeda (1633), dueño de la viña Quillohay, así como de un “lagar de madera y una paila de sacar aguardiente”, hoy esta bodega es un vibrante WineLab donde se realizan los trabajos de vinificación.
Los métodos de elaboración se caracterizan por ser ancestrales y excluye las prácticas e insumos intrusos en la vinificación de las vitis criollas: quebranta, mollar, negra criolla, albilla, torontel, italia y moscatel. El equipo enológico está conformado por Matias Michelini (enólogo jefe) y Pepe Moquillaza (Winemaker).